En el corazón de Ronald McDonald House Charities of South Florida conocí a tres pequeñas guerreras: Nicolly, Ricmary y Zoe. En estos meses de labor social junto a ellas, he podido ser testigo de la alegría que irradian cada vez que los voluntarios nos acercamos a compartir tiempo con ellas. A pesar de las difíciles circunstancias que enfrentan, estas niñas nos enseñan cada día que la felicidad no depende de las condiciones externas, sino de la forma en que decidimos vivir y disfrutar cada momento.
Ellas son un ejemplo de fortaleza y esperanza. Nicolly, originaria de Brasil, nació con múltiples condiciones de salud que aún desconciertan a los médicos: glaucoma congénito, autismo, problemas cardíacos, enfermedad renal, sordera y una malformación en la médula espinal. Zoe, de tan solo 7 años y originaria de Honduras, enfrenta con valentía la leucemia linfoblástica aguda. Por su parte, Ricmary, de tan solo 8 años y originaria de Venezuela, también lucha con fortaleza contra la leucemia.
A pesar de las pruebas que la vida les ha puesto, algo hermoso las une a las tres: su amor por cantar. Para Nicolly, Ricmary y Zoe, la música se ha convertido en su refugio, una manera de olvidar por un momento sus dificultades y de transmitir esperanza y alegría a quienes las escuchan.
Estas niñas son un recordatorio de que la resiliencia y el amor trascienden cualquier adversidad. Invito a más personas a acercarse a Ronald McDonald House Charities of South Florida , a compartir tiempo con ellas y con otros pequeños que necesitan apoyo. Cada sonrisa, cada canción compartida y cada momento de alegría puede ser una luz en medio de los momentos más difíciles. Con pequeños actos de bondad, podemos ser parte de sus historias de esperanza y fortaleza.
